¿Qué es la Prosopagnosia o ceguera facial?
Imagínese ser incapaz de describir tu rostro, simplemente porque no recuerdas cómo es. Imagina recoger a tu hija de la escuela y solo reconocerla por la voz o por su atuendo. Piensa en jamás reconocer su rostro. Si estas situaciones te resultan familiar, puede que padezcas Prosopagnosia.
¿Qué es la Prosopagnosia?
La Prosopagnosia, o ceguera facial, como se le conoce popularmente, es un trastorno cognitivo que se caracteriza por la incapacidad de una persona para reconocer rostros, incluso el suyo propio.
Si bien el intelecto y otros procesos visuales generalmente no se ven afectados, algunas personas con ceguera facial también tienen dificultades para reconocer animales, distinguir entre objetos (por ejemplo, automóviles) y navegar.
Además de no reconocer o recordar una cara, una persona con esta enfermedad puede tener problemas para reconocer expresiones e identificar la edad y el género.
Cómo afecta la vida de los afectados
Algunas personas con Prosopagnosia usan estrategias y técnicas para compensar la ceguera facial. Algunos llegan a tener una vida normal diaria. Otros tienen muchas más dificultades y experimentan ansiedad, depresión y miedo a las situaciones sociales. La ceguera facial puede causar problemas en las relaciones y en el lugar de trabajo.
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Área cerebral afectada por la Prosopagnosia
El área cerebral afectada que generalmente ocasiona la Prosopagnosia es una lesión en el hemisferio derecho del cerebro. Según los expertos la ceguera facial se produce por una lesión unilateral derecha ubicada en el lóbulo occipital principalmente. Aunque también puede ubicarse en el parietal, en el temporal o en diversas combinaciones como témporo-occipital o parieto-occipital.
Actualmente hay diversos expertos como Damasio y col que sugieren como causa una lesión bilateral y simétrica de ambos hemisferios cerebrales.
Tipos de ceguera facial
Hay dos tipos principales de Prosopagnosia. La primera es la Prosopagnosia adquirida, causada por el daño del lóbulo occipito-temporal, que a su vez puede ser el resultado de una lesión, envenenamiento por monóxido de carbono, infarto de arteria, hemorragia, encefalitis, enfermedad de Parkinson, enfermedad de Alzheimer o neoplasia.
Las lesiones en el giro fusiforme, el área occipital inferior o la corteza temporal anterior afectan la respuesta a las caras. Es más probable que el daño en el lado derecho del cerebro afecte el reconocimiento facial familiar. Una persona con Prosopagnosia adquirida pierde la capacidad de reconocer rostros. Este tipo de ceguera facial es muy rara y según el tipo de lesión puede solucionarse.
El otro tipo principal de ceguera facial es la Prosopagnosia congénita o del desarrollo. Esta forma de ceguera facial es mucho más común y afecta hasta el 2.5% de la población de Estados Unidos. Se desconoce la causa subyacente del trastorno, pero parece darse en familias. Si bien otros trastornos pueden acompañar a esta enfermedad (por ejemplo, autismo, trastorno de aprendizaje no verbal), no es necesario que esté relacionado con ninguna otra afección. Una persona con Prosopagnosia congénita nunca desarrolla completamente la capacidad de reconocer rostros.
Características de la ceguera facial
Los adultos con Prosopagnosia pueden ignorar que otras personas pueden identificar y recordar rostros. Para ellos este déficit es algo “normal”. Por el contrario, una persona que desarrolla ceguera facial después de una lesión puede notar inmediatamente la pérdida de esta habilidad.
Los niños pueden tener problemas para hacer amigos, por la razón de no poder reconocer fácilmente a los demás. Tienden a hacerse amigos de personas con características fácilmente reconocibles. Tienen dificultades para distinguir a los miembros de la familia en función de la vista, distinguir entre los personajes de las películas y, por lo tanto, seguir la trama y reconocer a las personas conocidas fuera de contexto.
Desafortunadamente, estos problemas pueden percibirse como déficits sociales o intelectuales, ya que los educadores no están capacitados para reconocer el trastorno.
¿Cómo se diagnostica la Prosopagnosia?
La ceguera facial puede diagnosticarse mediante pruebas neuropsicológicas. Cabe aclarar que ninguna de las pruebas es altamente confiable. El test de rostros famosos es un buen punto de partida. Pero las personas con Prosopagnosia asociativa pueden hacer coincidir rostros familiares, por lo que no los identificará. Puede ayudar a identificar a las personas con Prosopagnosia aperceptiva, ya que no pueden reconocer rostros familiares o desconocidos.
Otras pruebas incluyen el Test de reconocimiento facial de Benton (BFRT), el test de memoria facial de Cambridge (CFMT) y el Índice de Prosopagnosia de 20 ítems (PI20). Si bien las exploraciones PET y MRI pueden identificar las partes del cerebro activadas por los estímulos faciales, son principalmente útiles cuando se sospecha un trauma cerebral.
¿Hay cura?
En la actualidad, no existe cura para la Prosopagnosia. Se pueden recetar medicamentos para tratar la ansiedad o la depresión que pueden derivarse de la afección. Sin embargo, existen programas de capacitación para ayudar a las personas con ceguera facial a aprender formas de reconocer a las personas.
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Consejos y técnicas para compensar la ceguera facial
Las personas con ceguera facial buscan pistas sobre la identidad de una persona. Cosas como la voz, la marcha, la forma del cuerpo, el peinado, la ropa, las joyas distintivas, el olor y el contexto son de gran ayuda. Puede ser útil hacer una lista mental de rasgos de identificación. Por ejemplo, altura, cabello, ojos, algún lunar, etc y recordarlos en lugar de tratar de evocar un rostro.
Un maestro con ceguera facial podría beneficiarse de asignar asientos para estudiantes. Un padre puede distinguir a los niños por su altura, voces y vestimenta. Desafortunadamente, algunos de los métodos utilizados para identificar a las personas dependen del contexto. A veces es más fácil simplemente decirle a la gente que tienes problemas para reconocerlos.